El coche eléctrico, transporte del futuro
Los coches eléctricos tienen buena prensa porque basan sus desarrollos y diseños en una tecnología que cualquier ciudadano reconoce a simple vista por su valor, no contaminan, no emiten humos, no generan polución. Sin embargo, un supuesto análisis más detallado y esclarecedor de su fabricación y de su funcionamiento puede invitar a plantearse algunas dudas sobre la bondad de esta tecnología. Argumentos que acompañan con el lastre de leyendas urbanas al futuro del coche eléctrico.
Se dice que fabricar estos vehículos de manera masiva genera consumos de materias primas en las industrias que los ensamblan y detrás de las recargas de electricidad pueden estar fuentes de generación de energía eléctrica basadas en la quema de combustibles como carbón o petróleo. Visto así, con esa perspectiva, los vehículos eléctricos parece que producen una contaminación indirecta que puede incrementarse en la medida en que estos vehículos se vuelvan más populares y el consumo de electricidad se transforme en increiblemente masivo.
Para fundamentar el fracaso de esta tecnología se cuentan como referencias los casos de los Chevy Volt y el Nissan Leaf que no han llegado a alcanzar una cuota de mercado significativa en los mercados norteamericano y japonés. Así, ¿cuál es la perspectiva del coche eléctrico? ¿Será el futuro de la automoción como algunos analistas han predicho? Ford, Mitsubishi, Volvo o BMW siguen lanzando nuevos coches eléctricos al mercado.
Los que defienden el coche eléctrico como el vehículo dominante del transporte del futuro, recuerdan que hoy es una realidad que los componentes de los automóviles son reciclados y reciclables en una alta proporción y que las fuentes alternativas de la energía eléctrica limpias están en proceso de desarrollo y no hay nada que contradiga a la idea de que coche eléctrico y electricidad limpia puedan converger.
En un sentido más específico el coche eléctrico es defendido como la base del transporte del futuro porque es una tecnología más eficiente y genera menos consumo, porque es más ecológica, porque es mecánicamente más simple, porque suponen una apuesta estratégica contraria a la dependencia del petróleo y porque admiten formatos de pilas de combustible variadas que no emiten contaminantes a la atmósfera. Veamos cada uno de estos puntos:
-Vehículos eficientes. No es un secreto, los motores eléctricos son más eficientes que los motores de combustión interna en una relación del 75% para los eléctricos y del 25% para los de gasolina, gasoil y demás. Y es que no hay pérdidas de calor, como en los tradicionales y todo cuando los ingenieros han hecho todo lo posible para optimizar su rendimiento. Un coche eléctricos fue consumir 11 kilovatios por hora para recorrer 40 kilómetros, lo que traducido en dinero contante significa hoy menos de 25 céntimos de euro por cada 200 kilómetros recorridos.
-Los vehículos eléctricos son más ecológicos. Los que han tratado de argumentar que la mayor parte de la producción de contaminantes de un vehículo se produce durante la fabricación, no tanto en el funcionamiento. Además, la mayor parte de la producción de la energía eléctrica masiva no viene de la producción de combustibles sólidos, sino de la hidráulica, de la solar y de la eólica, al menos en las sociedades occidentales que son también las que más contaminación generan.
-Acabar con la dependencia del petróleo. Precisamente que las fuentes de energía de los vehículos eléctricos del futuro sean limpias y no procedan del petróleo representa un gran avance estratégico para Occidente, en tanto que no dependen del petróleo para mantener los niveles de motorización de sus sociedades.
-Autonomía. Uno de las limitaciones que se le atribuye a la tecnología del coche eléctrico es su autonomía. Se dice que los coches han de ser recargados cada 40 kilómetros, lo cierto es que los modelos que ahora mismo están en fase de pruebas multiplican por diez ese alcance.
-Tecnologías de propulsión convergentes. Cuando se habla de coches eléctricos se entiende que son vehículos que acumulan su energía en baterías y que éstas son la única fórmula disponible. Pero no, no es así. La electricidad de los futuros coches generará reacciones químicas más eficientes por ejemplo con gas que producirán desechos no contaminantes y reciclables y que nada tienen que ver con la propulsión solo eléctrica.
El futuro del coche eléctrico es tan prometedor como diferente al que le asignan sus leyendas urbanas.